jueves, 12 de agosto de 2010

Del amor al compromiso

Este libro de varios autores que se han especializado en la relación de pareja presenta muchos de los típicos problemas que se encontramos en el día a día. Si necesitas una guía para hacer que tu relación con tu pareja mejore esta puede ser una opción.

Si bien estar enamorado está muy bien, esta es una fase que pasa. Lo más duradero es la relación estable enfocada hacia un compromiso serio, donde ambas partes tengan un proyecto de vida en común. A veces esto puede parecer utópico, pero no siempre lo es. Podemos trabajar desde nuestra parte para que ese camino se vaya haciendo cada vez más fácil de llevar, aprender dónde ceder y dónde ponernos firmes para que ese objetivo de la pareja se haga una realidad.

En el camino hacia una relación estable pueden surgir obstáculos: revivimos experiencias que nos han marcado, sentimos miedo a mostrarnos tal como somos, criticamos demasiado (nadie es perfecto, recordemos, y nosotros tampoco), etc. Una vida en común trae consigo muchos cambios, y en algunas personas los cambios generan tanta ansiedad que huyen del compromiso propio de una vida en común. Convivir significa superar los miedos y aprender a aceptar al otro, descubrir cosas de nosotros mismos y de nuestra pareja.

El conflicto en la relación de pareja

Hoy en día la tecnología ayuda a que personas distanciadas puedan comunicarse fácilmente, pero esto no significa que la relación vaya bien.

Existen distintos tipos de relaciones a distancia:
1) Aquellas personas que han comenzado su andadura como pareja mientras cada uno vivía en sitios diferentes.

Es decir que al distanciarse no han tenido que cambiar su modo de vida, en todo momento buscan verse. Es de gran interés para el otro saber cuál es el ambiente en el que se desenvuelve la pareja, sus amigos y familiares. Esto ayuda a disipar cualquier sospecha que la distancia alimente.

2) Personas que habiendo vivido en el mismo entorno han tenido que separase.

Aquí la distancia agrava el tema ya que se habían acostumbrado a un contacto diario, con una vida juntos, teniendo una necesidad de contacto más alta. Estas parejas suelen estar más consolidadas.

Los problemas que surgen habitualmente son:

a- Riesgos de enfrentamientos. La relación se enfría con el tiempo. Si el objetivo de ambos no es acabar viviendo juntos en algún momento, la relación muy probablemente se rompa.

b- Peleas por determinar quién debe ir a ver al otro. Al principio los dos se ofrecen voluntarios, pero con el paso del tiempo las obligaciones de cada uno se hacen más difíciles de excusar y cualquier negativa parece un rechazo personal. Las discusiones para imponerle al otro la obligación de venir a vernos se acrecientan.

c- Las ausencias justificadas. Muchas parejas realmente no tienen la disponibilidad de tiempo y dinero para desplazarse. Esto causa mucha frustración que puede terminar minando las bases de una pareja en principio sólida.

d- La falta de confianza. Si bien es solucionable es de los más frecuentes problemas que podemos ver en estos casos. La pareja quiere saber con quién estamos en el día a día, qué tipo de amigos tenemos, cómo es nuestra familia y qué valores fomentan. También existe el miedo de no ser aceptados en este entorno ajeno.

e- El miedo a la infidelidad. Sin duda es un riesgo real. El contacto habitual con otras personas que nos hagan sentirnos cómodos y arropados genera unos lazos que pueden llevar a meter la pata. Sobre todo si la influencia de la pareja no se hace sentir a la distancia.

Pero sobre estos puntos y muchos otros que iremos viendo con el tiempo, es posible trabajar para alcanzar una pareja estable y feliz.