martes, 16 de noviembre de 2010

Variedades de conflicto de parejas. Saber dónde estamos y cómo se puede salir.

Existe en la violencia violencia psicológica un modelo de dominación - sometimiento que conlleva la negación del otro o de la diferencia, con efectos y secuelas duraderos en el tiempo.

De un lado se vive un proceso de vulnerabilidad social en donde el dominado adopta para si el punto de vista del dominante, instaurándose un vínculo doble en donde es necesario ver el mundo a través del agresor para dominar el peligro. Se trata de la pareja en desbalance de poder. Del otro lado, se da una minimización y falta de responsabilidad de los motivos de conflicto, no asumiendo una interpretación del yo.

En ocasiones se realiza un chantaje con la orientación sexual, con el entorno de relaciones, la red social y las dificultades inherentes, atacando al otro en un proceso de denigración que constituye un auténtico círculo vicioso.

Podemos decir que el conflicto puede ser positivo cuando no se está de acuerdo con alguien, argumentar con ímpetu representa una manera de reconocer al otro, de tener en cuenta su realidad.

A pesar de esto, en la violencia psicológica no se permite expresarse al otro. No hay diálogo. Se le niega en su totalidad como persona.

Al respecto Gouston y Goldberg (2002) describen que la comunicación puede llevarse a cabo en 4 niveles del menor al más productivo:

· Diatriba: Hablar uno por encima del otro. Aquí la persona no existe. Se desembucha insistiendo en que su opinión es la acertada. La otra parte se siente invisible.

· Discusión: Hablar el uno hacia el otro sin que en realidad nadie escuche. Ambos tratan de demostrar algo y de convencer al otro de su postura. Yo tengo razón, tu te equivocas.

· Debate: Hablar uno al otro de modo sereno y agradable. La atmósfera es placentera y serena. El contenido de la relación amorosa resulta insatisfactoria y frustrante. Se trata de un proceso intelectual en donde dos se comunican mente a mente.

· Diálogo: Hablar uno con otro. Es mucho más satisfactorio. La frustración y el resentimiento dejan paso a la esperanza y la afabilidad. Ambos miembros de la pareja sienten cual es la postura del otro y se interesan por lo que experimenta.


En 1966 Cuber y Harroff, distinguen a las parejas en 4 tipos:

1) Matrimonio Habituado al Conflicto.
2) Matrimonio Desvitalizado.
3) Matrimonio que congenia en forma pasiva
4) Relación Vital.

El primero es un matrimonio que tiene una relación muy insatisfactoria, compuesta por controles rígidos, tensión y disputas. Se mantienen juntos por miedo a la soledad y un pseudopoder mantenido por un constante hacerse daño.

El matrimonio desvitalizado mantiene intereses y actividades diferentes. Las expresiones de insatisfacción son aisladas, debido a que mantienen una relación en donde cada uno hace su vida o una dinámica de estar muertos en vida. La interacción se caracteriza por la apatía y frialdad. Aunque abiertamente no parece existir un conflicto, se ha reemplazado este por la falta de vitalidad o entusiasmo, ya ni discuten. Frecuentemente depositan los problemas o los focalizan en un hijo conflictivo.

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